
La madre de su esposa, Angelina Jolie, murió un mes después del comienzo del rodaje. También fallecieron el padre del director del filme, David Fincher, y la madre del guionista, Eric Roth.
Para colmo, la película, con trece nominaciones para el Oscar, trata también del fenómeno del envejecimiento: Pitt interpreta a un individuo que nace viejo pero que, en lugar de seguir envejeciendo, se vuelve cada vez más joven.
A sus cincuenta años se enamora de una mujer de treinta años (Cate Blanchett), y ambos personajes tienen que resolver el problema que presenta el efecto diametralmente opuesto del tiempo que pasa sobre uno y otro.
"Al terminar el rodaje llegué a la conclusión de que el tiempo pasa rápido", afirma el actor en declaraciones que recoge el "Daily Telegraph".
"No sé si me queda un día (de vida) o me quedan diez o cuarenta años. No sé si estoy a la mitad o al final del camino. No lo sé, pero tengo que asegurarme de que no malgasto esos momentos con mezquindades, amarguras o ataques de pereza y que me rodeo de personas que son importantes para mí", explica Pitt.
"Angelina y yo estamos juntos porque nos reforzamos mutuamente. No creo perder el tiempo porque estoy acompañado por personas a las que amo realmente", afirma el actor de su esposa y sus seis hijos, de los que tres son adoptados.
Para aprovechar mejor el tiempo que pueda quedarles, Pitt y Jolie planean ya añadir más niños a su ya numerosa familia: "No tenemos motivo para parar. A veces, todo es caótico, pero hay tanta alegría en la casa...", explica el actor.
Refiriéndose a los niños que han adoptado en países en desarrollo -Vietnam, Etiopía y Camboya-, Pitt afirma: "Estamos en condiciones de ofrecerles un hogar, y debo reconocer que hay en ello algo de egoísmo porque nos hemos visto extraordinariamente recompensados".
El argumento de su última película y la muerte de seres queridos de personas que le rodean le han hecho pensar mucho últimamente en el dolor y la pérdida, según reconoce.
"Tenía un amigo que trabajaba en un asilo de ancianos y me dijo que en sus últimos momentos, las personas no hablan de sus éxitos, sus premios o los libros que han escrito. Sólo hablan de los seres a los que amaron y de sus remordimientos. Creo que es muy significativo", explica.
Para colmo, la película, con trece nominaciones para el Oscar, trata también del fenómeno del envejecimiento: Pitt interpreta a un individuo que nace viejo pero que, en lugar de seguir envejeciendo, se vuelve cada vez más joven.
A sus cincuenta años se enamora de una mujer de treinta años (Cate Blanchett), y ambos personajes tienen que resolver el problema que presenta el efecto diametralmente opuesto del tiempo que pasa sobre uno y otro.
"Al terminar el rodaje llegué a la conclusión de que el tiempo pasa rápido", afirma el actor en declaraciones que recoge el "Daily Telegraph".
"No sé si me queda un día (de vida) o me quedan diez o cuarenta años. No sé si estoy a la mitad o al final del camino. No lo sé, pero tengo que asegurarme de que no malgasto esos momentos con mezquindades, amarguras o ataques de pereza y que me rodeo de personas que son importantes para mí", explica Pitt.
"Angelina y yo estamos juntos porque nos reforzamos mutuamente. No creo perder el tiempo porque estoy acompañado por personas a las que amo realmente", afirma el actor de su esposa y sus seis hijos, de los que tres son adoptados.
Para aprovechar mejor el tiempo que pueda quedarles, Pitt y Jolie planean ya añadir más niños a su ya numerosa familia: "No tenemos motivo para parar. A veces, todo es caótico, pero hay tanta alegría en la casa...", explica el actor.
Refiriéndose a los niños que han adoptado en países en desarrollo -Vietnam, Etiopía y Camboya-, Pitt afirma: "Estamos en condiciones de ofrecerles un hogar, y debo reconocer que hay en ello algo de egoísmo porque nos hemos visto extraordinariamente recompensados".
El argumento de su última película y la muerte de seres queridos de personas que le rodean le han hecho pensar mucho últimamente en el dolor y la pérdida, según reconoce.
"Tenía un amigo que trabajaba en un asilo de ancianos y me dijo que en sus últimos momentos, las personas no hablan de sus éxitos, sus premios o los libros que han escrito. Sólo hablan de los seres a los que amaron y de sus remordimientos. Creo que es muy significativo", explica.
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